El Dr. Anciones subraya los múltiples beneficios que se esconden detrás del placentero hábito de la lectura

En verano, tiempo vacacional por excelencia, es una época en la que solemos dedicar más tiempo a la lectura que en otros momentos del año, en la que rescatamos aquellos libros que por diversas razones habían quedado olvidados en las estanterías o sobre la mesilla de noche.

Pero la lectura es, además de un hábito placentero, el estímulo más beneficioso para la actividad cerebral. Así lo asegura el Dr. Buenaventura Anciones, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Nuestra Señora del Rosario: “Una sola letra es capaz de poner en jaque a un tiempo a millones de neuronas”. Insiste en que la capacidad de leer es precisamente la que distingue nuestro cerebro del de otras especies animales: “El libro no es solo un soporte, un espacio o un medio. La lectura es un cuerpo vivo que obliga a discriminar, a criticar, a decidir… a tomar partido, a darle un sentido ético a la decisión”.

Debemos pensar que cuando nos ponemos a leer se activan numerosos mecanismos: “El cerebro entero, a un tiempo y como un todo, recibe el impacto de la lectura y por sus múltiples redes –desde el área de broca al occipital, desde los nudos frontales hasta los intersticios límbicos- abarca todos los lóbulos e ilumina y ejecuta las órdenes precisas desde el misterioso ejercicio del lenguaje».

La lectura, además,  aúna los dos dones supremos del hombre: el lenguaje y el cerebro y es en el acto de leer donde cada uno trenza ilusiones, sombras y certezas.

Consejos para una lectura provechosa para todos

La lectura se ha de entender como una actividad exquisita, como un juego cómplice entre lector y autor repleto de guiños y referencias. Para que todos le saquemos el mejor partido posible, el Dr. Anciones sugiere:

  • Invitar a los niños a leer. Generarás un hábito y, a la larga, el cerebro necesitará ese festín del estímulo.
  • Leer con la mente limpia de prejuicios. Elimina las barreras del conocimiento previo para disfrutar de una lectura más plena.
  • Decantarse por una lectura adecuada para cada edad. Para los niños, cuentos. “El cerebro los acoge ávido y los deja grabados para siempre”, comenta el neurólogo. Para el adolescente, novelas, aunque esta es la edad también de «negociar» con los clásicos. Para el adulto, ensayos, pues contribuyen a contrastar saberes y opiniones.
  • Todos los días elegir un poema, que es el “oxígeno del alma”. Primero, poemas rimados y, luego, versos sin métrica. “Busca tú mismo en ellos el ritmo interior del poeta”, invita el Dr. Anciones.
  • Leer es una ceremonia. Elige bien el libro de tu hijo, el que regalas a un amigo, el que adquieres para ti.

Según el Dr. Anciones, la poesía la hicieron los dioses el mismo día en que enredaron las neuronas y cosieron sus infinitos retículos. “Me han dicho que los dioses dudaron entre quedarse en el cerebro o en el Olimpo… y yo creo que van y vienen por esos caminos. Leer es una manera de encontrarlos”.