Intenta paliar la soledad y la ansiedad de quienes se encuentran en situación de aislamiento en el centro

Una de las consecuencias que provoca el obligado aislamiento de los pacientes que, afectados por el nuevo coronavirus (COVID-19), se encuentran ingresados en los hospitales es la soledad, dada la imposibilidad de que sean acompañados durante su convalecencia. En algunos casos, esta circunstancia les provoca nerviosismo, angustia o un sentimiento de abandono. Para paliar en la medida de lo posible esta situación, el Hospital Nuestra Señora del Rosario ha puesto en marcha un servicio de acompañamiento telefónico, atendido por personal voluntario que, además de su carga asistencial, participa en esta tarea solidaria. También se ha involucrado a las familias para que, desde la distancia que establece el confinamiento, mantengan un contacto estrecho con sus seres queridos.

Si algo caracteriza a las enfermeras del Hospital Nuestra Señora del Rosario, es su empeño y su esfuerzo por humanizar la asistencia sanitaria, poniendo en valor la dignidad y la singularidad de cada persona ingresada, a la que prestan una atención individualizada. Procuran en todo momento brindar un cuidado integral, que dé respuesta no solo a las necesidades físicas del paciente, sino también a sus esferas emocional, social y espiritual. Estamos viviendo una situación sin precedentes y toda ayuda, por pequeña que sea, es poca.

Esta cultura de la sensibilidad se está manifestando estos días en que el COVID-19 obliga a que los pacientes permanezcan aislados en sus habitaciones sin recibir visitas.

Nuestras voluntarias, después de concluir su jornada laboral, que estos días está resultando muy dura, pues la carga asistencial es muy alta, llaman por teléfono a los pacientes que han expresado su necesidad de compañía para compartir su situación, brindarles escucha y, en la medida de lo posible, paliar su angustia, su nerviosismo, sus miedos, su soledad.