¿Qué es una Unidad del Dolor? ¿Qué casos se atienden en ella? ¿Cuándo debemos recurrir a sus servicios? Las unidades del dolor, como la que cuenta el Hospital Nuestra Señora del Rosario bajo la dirección del Dr. Ángel Alonso Chico, tienen como principal fin tratar a personas con dolor crónico o agudo y mejorar su calidad de vida. El estudio y tratamiento del dolor es abordado en ocasiones por el médico de familia u otros especialistas, aunque es desde estas unidades, integradas por expertos en Anestesiología y Reanimación, donde se lleva a cabo un abordaje más integral de las necesidades terapéuticas de estos pacientes.

En la Unidad del Dolor del Hospital se efectúan un estudio y un diagnóstico de los procesos de dolor crónico para comprender mejor los mecanismos que están implicados en ellos y aplicar así el tratamiento más específico. Esta conlleva no solo valorar al paciente, sino también solicitar diferentes pruebas complementarias, como analíticas, de imagen (resonancia magnética, TAC, gammagrafía, ecografía, etc.) y, también, neurofisiológicas. Cuando ya se ha estudiado cada caso concreto, se programan tratamientos destinados a resolver la causa del dolor, siempre que sea posible. En caso contrario, se opta por terapias que, al menos, palíen su intensidad.

¿Cuáles son los tratamientos más habituales y específicos de la Unidad del Dolor?

Según detalla el Dr. Alonso Chico, los tratamientos más frecuentes son:

Bloqueos nerviosos y técnicas de radiofrecuencia. Los bloqueos nerviosos consisten en la inyección de diferentes medicamentos en la proximidad de un nervio o un plexo nervioso, como la epidural de esteroides en ciertos casos de ciática, o de anestésicos locales, con o sin antiinflamatorio, en radiculopatías (pérdida de la función sensitiva o motora en una raíz nerviosa). La radiofrecuencia se concreta en la aplicación de calor (entre 42º y 80ºC) en un nervio periférico o espinal. Es muy eficaz para ciertos tipos de dolor crónico, especialmente en personas con dolor en la columna cervical o lumbar. Estas técnicas tienen una importante ventaja: son ambulatorias.

Epiduroscopia. Con esta técnica se aborda el espacio epidural para así eliminar adherencias y estrechamientos en el canal lumbar.

Estimulación medular. Las indicaciones más frecuentes de esta técnica, consistente en la colocación de un electrodo cercano a la médula espinal, son las del dolor por isquemia arterial, el dolor neuropático después de operaciones en la espalda o por un síndrome de dolor regional complejo, e, incluso, el dolor por la angina refractaria. Es un procedimiento más complejo y como tal suele requerir del ingreso hospitalario y de varios tiempos quirúrgicos.