Succionar con mayor fuerza el chupete es una de las reacciones que se produce en los bebés cuando escuchan la voz de su madre. Hace años que se sabe que los recién nacidos y los bebés con algunos meses de vida reconocen de alguna manera la voz de su madre, pero no estaba claro cómo el cerebro realiza esa detección de la voz materna. Un equipo de investigadores norteamericanos ha descubierto que la voz de la madre activa diferentes regiones del cerebro, no sólo aquellas vinculadas con el reconocimiento auditivo.

La investigación, liderada por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, en Palo Alto, California, Estados Unidos, reveló que la fuerza con la que se conectan las distintas regiones que activa la voz materna puede predecir la capacidad de comunicación social que tendrá ese niño en el futuro. Esto se debe a que la voz de la madre ayuda a los más pequeños a aprender muchos procesos sociales, emocionales y lingüísticos.

Los autores del trabajo detectaron que cuando un niño escucha la voz de su madre, se encienden distintas áreas:

  • La corteza auditiva primaria, ubicada en el lóbulo temporal, que procesa la información que se escucha
  • La amígdala, un área que forma parte del sistema límbico encargada de emociones como el miedo o la rabia
  • La vía mesolímbica, que media en la recompensa ante estímulos emocionales
  • La corteza prefrontal medial, implicada en la toma de decisiones emocionales
  • La red en modo automático, que se activa para distintas funciones, como recordar eventos, reflexiones sobre uno mismo o empatizar con otros
    Áreas relacionadas con la percepción de los rostros

Las conexiones cerebrales determinan la capacidad de comunicación social.
En el estudio, en el que participaron 24 niños de entre 7 y 12 años, con un coeficiente intelectual de 80 o más, sin problemas de desarrollo y criados por sus madres biológicas, las resonancias magnéticas cerebrales de los niños revelaron cómo identificaron las voces de sus propias madres con un 97 por ciento de exactitud.

Los niños identificaron el sonido de la voz de su madre frente a las voces de otras mujeres sólo escuchando reproducciones cortas de palabras dichas por sus madres aunque se trataran de grabaciones sinsentido registradas por los investigadores y emitidas durante fracciones de segundos.

El bilingüismo, importante para la función ejecutiva
Y es que parece que los cerebros de los bebés son una esponja que todo lo capta y absorbe. El pasado abril, una investigación publicada en ‘Developmental Science’ reveló que los pequeños que nacen escuchando dos idiomas aprenden ambos y al mismo ritmo. Este aprendizaje bilingüe resulta además beneficioso para la función ejecutiva, que es la que se encarga de revolver problemas, la planificación y la atención, entre otras cuestiones.

En cuanto al aprendizaje de idiomas, cada vez se añade más evidencia de los beneficios de aprenderlos pronto. Otro estudio de diciembre de 2015 publicado en ‘Nature Communications’ demostró que el cerebro de un bebé no olvida la lengua materna. De hecho, las primeras palabras que se aprenden en una lengua modifican el cableado cerebral, de forma que influyen en cómo el pequeño aprenderá las siguientes palabras, aunque sean de otra lengua.

Los autores de ese trabajo, miembros de la Universidad McGill y el Instituto Neurológico de Montreal, en Canadá, detectaron que durante el primer año de vida, los cerebros recogen información de sonidos que escuchan a su alrededor y que son importantes para el aprendizaje de la lengua.

En concreto, la investigación descubrió la implicación de distintas áreas cerebrales según los idiomas que hubiera escuchado el bebé:

  • En el caso de niños monolingües, se activaron áreas implicadas en el proceso de sonidos del lenguaje
  • En el caso de niños bilingües (nacidos en China pero adoptados por padres franceses), se activaron además otras áreas asociadas a la memoria y la atención