Durante las últimas décadas muchos estudios han buscado factores de riesgo de demencia, situaciones en las que una persona se encuentra en riesgo de padecerla y así ayudarnos a evitarlas. Todavía nos queda mucho por saber, pero la combinación de unos hábitos dietéticos saludables y la realización de ejercicio físico regular pueden reducir el riesgo de desarrollar la Enfermedad del Alzheimer. Son cambios a largo plazo. Hay que ser paciente, pero es muy rentable.

¿Cuáles son los ejercicios más recomendados?

No hay unos ejercicios estandarizados para todos. Llas actividades deben ser entretenidas y, preferiblemente, que formen parte de nuestra vida, de nuestra cotidianeidad. Casi cualquier tipo de actividad mental puede ser beneficiosa, pero preferiblemente debe implicar un nuevo aprendizaje y razonamiento complejo, variado e interesante.

Es recomendable que no conlleve mucho tiempo, pero que seamos constantes en él. Cada día ocupar un tiempo en una tarea de actividad mental, pero sin romper nuestras rutinas. Por ejemplo, después de desayunar y antes de salir a hacer recados, pero no después de comer en que la situación no es tan favorable para estar concentrado y disfrutar.

Algunas de las actividades que implican ejercitar el cerebro y que se han asociado a una reducción del riesgo de desarrollar una demencia son: leer, escuchar la radio, visitar museos, apuntarse a algún curso, aprender un nuevo idioma, tocar instrumentos musicales, participar en actividades de ocio (deportes, hobbies, bailar, jardinería, actividades culturales,…), crucigramas, juegos de mesa, puzzles, sudokus…

Si al decir «disminuir el riesgo» entendemos «prevenir», podemos prevenir la demencia, pero hay que empezar pronto a cuidarse. Cuanto antes… ¡Merece la pena!

Carmen Terron

Especialista en Alzheimer y Otras Demencias

INEAMAD

Hospital Nuestra Señora del Rosario