Cada minuto que pasa hasta el tratamiento de un ictus se pierden 1,9 millones de neuronas y 14.000 millones de sinapsis, y por cada 15 minutos hasta recibir la atención adecuada, se resta un mes de vida libre de discapacidad, mientras que por cada minuto ganado, se añaden 1,8 días de vida saludable, según apunta el Dr. Ventura Anciones, responsable del Servicio de Neurología del Instituto de Neurociencias Avanzadas de Madrid (INEAMAD) del Hospital Nuestra Señora del Rosario, de Madrid.

Entrevista día mundial del ictus

Mañana, jueves 29 de octubre, se celebra el Día Mundial del Ictus, un accidente cerebro vascular que consiste en la interrupción súbita del aporte de sangre a una parte del cerebro, bien por un estrechamiento, bien por la rotura de un vaso cerebral. Esto provoca la muerte de las neuronas afectadas y la afectación es mayor cuanto mayor es el tiempo que transcurre hasta recibir la atención adecuada. Las secuelas después del ictus son altamente incapacitantes, de ahí la importancia de una atención rápida, coordinada y multidisciplinar definida en la máxima Tiempo es cerebro.
Cada día se producen en España 342 nuevos ictus (125.000 al año) y constituye la segunda causa de muerte -la primera entre las mujeres- y la principal causa de discapacidad. Contrariamente a lo que se cree, no sólo afecta a las personas mayores: la cuarta parte de los casos se da en menores de 65 años y el 15% en menores de 45.
Tiempo es cerebro
La Unidad de Ictus del Hospital Nuestra Señora del Rosario, de Madrid, cuenta con Código Ictus desde 2008 y es centro de referencia en la sanidad privada madrileña donde se atiende al año de forma coordinada y multidisciplinar unos 200 pacientes con ictus.
Está demostrado el beneficio del tratamiento para el ictus isquémico agudo aplicado en las primeras 3 horas desde el inicio de los síntomas, lo que disminuye el porcentaje de pacientes que evolucionaban hacia una discapacidad provocada por las secuelas. «Hay que tener en cuenta que el ictus es un proceso brusco que presenta unos signos de alarma«, tal y como define el Dr. Ventura Anciones. Así, ante la pérdida de fuerza o de sensibilidad en un lado del cuerpo, la alteración del lenguaje, problema de visión en uno o en ambos ojos, inestabilidad, desequilibrio o problemas en la marcha y ante un dolor de cabeza intenso, diferente a alguno previo, el paciente o las personas más cercanas a él deben alertarse y «acudir rápidamente a un centro especializado, a ser posible que cuente con Código Ictus, donde se activa la atención a estos pacientes en un tiempo récord».
Ictus hemorrágicos
Según explica el Dr. Rafael García de Sola, jefe del Servicio de Neurocirugía de INEAMAD, para conseguir esta atención coordinada y multidisciplinar «se necesita un gran esfuerzo que no todos los hospitales pueden asumir, ya que tiene que debe haber de guardia distintos especialistas: neurólogos, neurocirujanos, radiólogos y quirófanos y equipos de radiología, que incluyan TC y Resonancia Magnética de alto campo, tal y como ocurre en el Hospital Nuestra Señora del Rosario». El neurocirujano recuerda que el ictus hemorrágico es más destructivo que el isquémico y presenta una mayor mortalidad, «unos 20 puntos más que el isquémico. En el ictus isquémico mortalidad se sitúa entre el 10 y el 15% y en el hemorrágico entre el 30 y el 40%».

Terapia endovascular
Los especialistas en Terapéutica Endovascular también tienen mucho que decir en el control del paciente con ictus y es que el 80% de los ictus hemorrágicos y más del 60% de los ictus isquémicos se resuelven por vía endovascular. Así, el Dr. Alfredo Casasco, responsable de la Unidad de Terapéutica Endovascular de INEAMAD, asegura que «hoy en día conseguimos recuperar más de un 60% de los ictus cerebrales de origen isquémico mediante la utilización de cateterismos ultraselectivos de las arterias cerebrales tapadas por un coágulo, seguido de la retirada del coágulo mediante aspiración o cuando lo recogemos dentro de una pequeña cesta que abraza el coágulo y lo retira. También utilizamos medicamentos que en contacto con el coágulo lo diluyen, recuperándose así la circulación normal, es lo que se conoce como fibrinólisis cerebral«.

Los pacientes con ictus que se pueden beneficiar del tratamiento endovascular son muchos si se llegan pronto al hospital. Según el Dr. Alfredo Casasco, los casos que se pueden tratar son los que sus arterias no lleven más de 6 horas ocluidas, «puesto que más allá de este límite de tiempo, el tejido cerebral muere y la revascularización del mismo no es útil e, incluso, puede ser peligrosa», afirma el especialista.
El ictus isquémico cerebral constituye uno de los mayores desafíos para la organización de la medicina de urgencia. Cada hora que se gana en la realización de un tratamiento puede significar evitar una muerte, una hemiplejia, una pérdida del lenguaje y evitar un hándicap para una familia y para la sociedad, pues eso representa un paciente con secuelas graves.

Factores de riesgo
El ictus hay que empezarlo a tratar antes de que aparezca, controlando sus factores de riesgo, que son:

• Hipertensión
• Diabetes
• Hipercolesterolemia
• Tabaquismo
• Alcoholismo
• Patología cardiaca
• Drogadicción

La atención del paciente con ictus no termina una vez estabilizado. El proceso rehabilitador es clave y debe llevarse a cabo en centros que cuenten con los medios necesarios y el equipo multidisciplinar necesario, integrado por especialistas en motricidad, foniatría, equilibrio, coordinación y neuropsicología.

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