El Hospital Nuestra Señora del Rosario ofrece a través de su Unidad de Parálisis Facial una atención integral al paciente con parálisis facial. Dirigida por el Dr. Enrique Pérez Luengo, la Unidad poner a disposición de los pacientes distintas alternativas quirúrgicas para parálisis facial definitiva.

Se trata de una patología más frecuente de lo que se piensa, ya que afecta cada año a 11.500 personas en nuestro país.

La parálisis facial es una lesión del nervio facial que provoca la paralización de los músculos que intervienen en la expresión de la cara. Aunque es una enfermedad con la que se puede convivir, disminuye la autoestima y afecta a las relaciones familiares, sociales y laborales del paciente.

Síntomas característicos

  • Dificultades para la pronunciación y deglución.
  • Ausencia de parpadeo. Enfermedades del ojo por exposición y sequedad de la córnea
  • Descolgamiento progresivo de la cara.
  • Asimetría de la cara en reposo y sobre todo al hablar y sonreír.

Diagnóstico

Es muy importante establecer un diagnóstico precoz puesto que, cuanto más se deteriora la musculatura facial sin inervación, menos posibilidades hay de rehabilitación.

Las herramienta diagnósticas son:

  • La exploración clínica, que se centra sobre todo en la valoración de la movilidad de los músculos y su repercusión en el  parpadeo, el habla, la gesticulación y la simetría  de la cara.
  • Registro dinámico de imagen para la  gradación y seguimiento  de la enfermedad, dentro de las escalas de medida disponibles en la actualidad.
  • Estudios neurofisiológicos de electromiografía y electroneurografía para valorar la integridad del nervio y sus posibilidades de recuperación espontánea.
  • Estudios de imagen para lesiones intracraneales de origen tumoral o traumático: TAC y Resonancia Magnética.
  • Pruebas complementarias, como la audiometría,  el test de Schrimer, etc para valoración  de la función auditiva y de la producción de lágrimas.

Tratamiento de la parálisis facial establecida

Cada caso requiere un tratamiento personalizado, en una secuencia de intervenciones que establecerá el cirujano plástico, adecuando las posibilidades de cada técnica a las circunstancias del paciente.

Diferentes técnicas microquirúrgicas transfieren fibras nerviosas desde nervios sanos de la cara y el cuello para que la musculatura facial todavía viable, se mueva bajo las órdenes de otras áreas motoras. Esto requiere un periodo posterior de adaptación y rehabilitación. Las más comunes son el injerto cruzado desde el nervio facial sano (cross-face) y la transferencia desde el nervio trigémino al facial.

Si la musculatura facial ya ha degenerado por el tiempo transcurrido, se recurre a la transferencia microquirúrgica de músculos de otra parte del cuerpo.

Existen otras técnicas complementarias, destinadas a mejorar la función del ojo, como la colocación de pesas de oro en el párpado superior, la transposición de pequeñas porciones de musculatura masticatoria cercana o el uso de materiales de suspensión estática. También son útiles las inyecciones periódicas de toxina botulínica para mejorar la simetría facial, así como un programa de rehabilitación personalizado.

Equipo Médico