Tumores Cerebrales

Todas las estructuras que forman parte del encéfalo y su entorno tienen células que pueden crecer de forma incontrolada y producir lesiones tumorales. El tamaño y su agresividad dependerá de la velocidad de crecimiento y de las células que lo originen y esto determinará sus opciones de tratamiento. La posibilidad de extirparlo completa o parcialmente dependerán, a su vez, de dónde esté localizado, del resultado de la Anatomía Patológica y del estado de salud del paciente.

A pesar de la creencia de que los tumores son todos malignos y de que los benignos están en sitios a los que no se puede acceder, gracias a los avances con los que cuenta INEAMAD (neuronavegadores de última generación, tecnología diagnóstica de vanguardia y de nuestro conocimiento neuroquirúrgico, radioterápico y de tratamiento farmacológico del cáncer) hoy podemos curar o controlar una gran parte de tumores cerebrales.

Causas

El cerebro es un órgano débil que está protegido por una estructura rígida e inextensible, que es el cráneo. Cualquier proceso expansivo (tumor, hematoma, quiste,…) que se encuentre dentro del cráneo va a comprimir al cerebro provocando una lesión en la zona donde se encuentra y una lesión global cerebral por aumento de la presión dentro del cráneo (hipertensión intracraneal).

Los tumores cerebrales tienen varias formas de crecimiento:

  • Por la propia división celular, pueden ser infiltrantes (las células crecen introduciéndose en el tejido y lo invaden) o expansivos (más propios de los tumores benignos)
  • Por otros mecanismos: bien sea por la generación de contenido líquido en su interior (que es segregado por las células tumorales. Es el caso de los tumores quísticos, por lo general en tumores benignos) o bien cuando en el seno del tumor se produce una hemorragia, algo que ocurre muy rara vez, pero que al presentar un cuadro tan abrupto, se asemeja a un accidente vascular cerebral con hemorragia.

Por si ubicación, también se dividen en intraparenquimatoso (dentro del propio parénquima cerebral) o extraparenquimatoso (fuera de él).

Tipos de Tumores

El 80% de los tumores se pueden clasificar según estos tipos:

Glioma Cerebral

  • Crece en el tejido nervioso, a menudo sin estar delimitado, y puede presentar componentes quísticos en su interior o zonas de necrosis.
  • Hay varios tipos en función de las células de las que dependen y según su agresividad se clasifican en 4 grados (I y II son benignos y III y IV son malignos)
  • Pueden ser extirpados en su totalidad
  • Normalmente hay que completar el tratamiento con radioterapia y en ocasiones quimioterapia
  • Su origen está en la membrana que recubre el cerebro
  • Puede aparecer en cualquier región, lo cual explica la diferente sintomatología que presenta
  • Crece lentamente, tarda incluso décadas, permitiendo que el cerebro se vaya adaptando y no da señales de enfermedad durante muchos años.

Meningioma

  • Es benigno y casi nunca se maligniza
  • Se localiza en la parte convexa del cráneo, aunque en ocasiones aparece en su base
  • Se diagnostica mediante TAC y/o resonancia magnética y, si es necesario, con angiografía cerebral para proceder a su embolizacióny evitar riesgos de hemorragias quirúrgicas
  • Está indicada la resección completa, incluyendo la membrana en la que se implanta para evitar recidivas (que vuelva a aparecer).
  • Si el tumor se sitúa en la base del cráneo se debe completar la cirugía con radiocirugía en la base del seno cavernoso, ya que su extirpación en esa zona entraña riesgos.
  • Existen casos de meningiomas múltiples, en cuyo caso se requiere varias intervenciones quirúrgicas.

Adenoma de Hipófisis

  • Crece en la hipófisis
  • Suele ser benigno y de crecimiento lento
  • Puede producir alteraciones endocrinológicas ya que este tumor comprime la hipófisis, la glándula que se encarga de controlar a las demás glándulas del organismo
  • También puede presentarse con alteraciones neurológicas como:
    • Cefaleas
    • Afectación del nervio óptico
    • Pérdida progresiva de la visión
  • Es imprescindible un estudio hormonal

Craneofaringioma

  • Tumor sólido cuyo origen es restos embrionarios en las estructuras que unen la faringe con el cráneo
  • Más frecuente en niños o entre personas de 50-60 años
  • Se localiza en la base del cráneo, por encima de esta o en ambos focos.
  • Origina alteraciones visuales y endocrinas
  • Se resuelve con cirugía y se combina con radioterapia para lograr su extirpación completa.

Neurinoma del Acústico

  • Se origina en el conducto auditivo
  • Sus síntomas son ruidos en el oídoalteraciones del equilibrio y sordera de un lado
  • Debe ser supervisado por un otorrino que determine el estado de la función auditiva
  • Dependiendo de su tamaño, se abordará con un tipo de cirugía más o menos invasiva (hay que tener en cuenta el riesgo que conlleva afectar el nervio facial).
  • Es importante decidir si se tratará con técnicas microquirúrgicas o con radiocirugía puesto que el resultado es muy similar.
  • Si el tumor crece más de 3 cm podría desplazar el cerebelo y comprimir el tronco cerebral.

Metástasis Cerebral

  • El tumor crece dentro del cerebroç
  • Se origina por células enfermas que llegan a través de la sangre desde el pulmón, la mama o el riñón
  • Suele tener sus límites definidos del resto del tejido cerebral
  • Se recomienda la resección quirúrgica
  • Es importante el empleo de la Resonancia Magnética para determinar si hay una o varias lesiones ya que en ese caso se tratará con radiocirugía

Otros Tumores Raros

De extirpe neuronal:

formados por neuronas y células gliales, poco frecuentes, con calcificaciones y localizados en el lóbulo temporal que originan crisis epilépticas

  • Gangliocitomas
  • Gangliogliomas
  • Tumor neuroepitelial disembrioplásico
  • Meduloblastoma: se localiza en la región infratentorial, más frecuente en pacientes jóvenes, que presentan alteraciones en la marcha, falta de coordinación de movimientos
  • Ependinoma: crece en las células que recubren las cavidades ventriculares, presente más en niños y jóvenes
  • Papiloma de plexos coroides: provoca hidrocefalia, más frecuente en niños

De estructura vascular:

  • Hemangioblastoma: muy raro, con prevalencia en adultos, localizado en la fosa posterior y formado por un nódulo y un quiste.
  • Tumores del Glomus yugular: poco frecuente, con foco en la vena yugular, de crecimiento lento, presenta pérdida de audición, movilidad de la lengua y problemas de deglución
  • Linfoma: su aparición se debe a una extensión de un linfoma situado en otra región

De estructura glandular:

  • Tumor de la glándula pineal: poco frecuente con mayor presencia en niños. Presenta parálisis en los ojos, hidrocefalia y trastornos endocrinos.

De restos embrionarios:

  • Quiste coloide: es benigno, presenta cefaléas y puede producir meningitis química si se libera el contenido del quiste tras una rotura.
  • Epidermoides: de evolución lenta suele aparecer entre los 20-40 años de edad, como consecuencia de la retención intracraneal en el momento del desarrollo embrionario del epitelio cutáneo.
  • Dermoides: es muy raro y a veces presenta elementos de la piel como pelos o glándulas sebáceas
  • Cordomas: muy infrecuente, se originan por restos embrionarios en la base del cráneo que pueden incluso destruir el hueso y se presenta con cefalea y lesiones en los nervios craneales.

Síntomas

El dolor de cabeza y los vómitos son las dos señales comunes a todos los tumores. Estas señales se deben al aumento de la presión intracraneal. El paciente también puede presentar en la retina un “edema de papila” que significa que hay una mayor presión de la normal sobre el cerebro. Si el trastorno avanza y hay una lesión progresiva del tronco cerebral, puede desembocar en:

  • Parálisis de nervios craneales, principalmente oculares
  • Hemiparesias
  • Hemiplejias
  • Disminución del nivel de conciencia
  • Parada cardiorrespiratoria

Por su parte, los síntomas focales, es decir, las lesiones que puede sufrir el cerebro dependiendo de dónde se localice el tumor, son:

  • La irritación de las neuronas próximas al tumor que está creciendo:
    • crisis epilépticas
  • Déficit de la función neuronal, en función de la región donde está el tumor:
    • Pérdida de fuerza o de sensibilidad en una o varias extremidades
    • Déficit de visión
    • Alteraciones del lenguaje,
    • Afectación de la memoria
    • Afectación de funciones superiores
    • Inestabilidad en la marcha…

Diagnóstico

En INEAMAD contamos con la tecnología necesaria para realizar un diagnóstico exacto del tipo de tumor.

TAC cerebral

Gracias al TAC podemos visualizar lesiones intracerebrales como calcificaciones, hemorragias, afectación del hueso, desplazamiento de estructuras. Aunque tiene cierta limitación para detectar lesiones en el cerebelo y el tronco cerebral situados en la región inferior del encéfalo.

Resonancia Magnética

Nos ofrece imágenes de los tres planos espaciales y actualmente es la prueba más utilizada para localizar y definir la lesión y los posibles daños colindantes. Pero no permite visualizar calcificaciones ni lesiones en el hueso, además de que este estudio es más costoso y se tarda más tiempo durante su aplicación.

En ambos casos es necesario aplicar contraste para llevar a cabo un estudio diferencial, y normalmente una prueba es complementaria de la otra.

Arteriografía o angiografía

Con el contraste inyectado en las arterias que irrigan el cerebro, se puede ver la vascularización del tumor. Es útil sobre todo para conocer la localización de arterias y venas y elegir el mejor abordaje en la intervención quirúrgica. También es muy útil para saber dónde aplicar una embolización en el caso de los tumores muy vascularizados, evitando así el riesgo de una hemorragia durante la extirpación quirúrgica del tumor.

Tomografía por emisión de positrones (PET)

Mediante el PET podemos saber si se trata de un tumor benigno o maligno y se emplea para el seguimiento de los tumores tratados con radioterapia.

Espectroscopia mediante resonancia magnética

Aunque es una técnica compleja, permite un análisis bioquímico del tejido tumoral y establecer diferencias entre el normal y el anormal, posibilitando así distinguir el componente maligno del benigno.

Resonancia magnética funcional

Permite estimular y detectar la función de determinadas zonas de la corteza cerebral, anejas o próximas a la tumoración (movimiento de extremidades, sensibilidad, lenguaje, visión), lo cual ayuda al cirujano a la hora de decidir qué zonas debe respetar durante la cirugía para no actuar en áreas cuyo manejo podría desembocar en déficits neurológicos no deseados.

Magnetoencefalografía

A través de la aplicación de actividad eléctrica neuronal, se pueden medir los cambios en los campos magnéticos. Esto facilita la localización de las zonas funcionales cerebrales con una altísima precisión témporo-espacial.

Tratamientos

Una de las garantías que ofrece INEAMAD es el abordaje multidisciplinar que se realiza al paciente que presenta un tumor cerebral.

De esta forma, todos los servicios que se ven implicados en el tratamiento del tumor se involucran en su estudio, aunando conocimientos y experiencia del área de NeurologíaTerapéutica Endovascular, Neuropsicología, Medicina Nuclear, Neurofisiología, Neurocirugía, Neuroanestesia, NeurodiagnósticoOncología Médica y Radioterapia.

La sofisticación con la que actualmente operan nuestros neurocirujanos ofrece la mayor garantía de seguridad durante la intervención. Los sistemas de neuroimagen quirúrgica sirven de guía para el neurocirujano que podrá abordar el tumor respetando sus márgenes, su tejido no tumoral y las zonas nobles. Esto unido a la monitorización mediante Neurofisiología  Funcional durante la cirugía, permite al neurocirujano tener un control total de la afectación de las funciones motoras, cognitivas, visuales, … a la hora de intervenir, evitando secuelas de déficit neuronal.

Seguimiento postquirúrgico

 Una vez superada la fase quirúrgica, el paciente seguirá siendo objeto de un seguimiento por TAC incluso en el inmediato postoperatorio para comprobar la existencia de posibles hemorragias, edemas, infartos…

Dependiendo del material extirpado, puede ser necesario completar el tratamiento con radioterapia (técnicas menos invasivas con irradiación local y precisa) o quimioterapia (con modernos fármacos y quimioterapia que son más activos sobre los tumores agresivos).

Por su parte, la Resonancia Magnética se emplea en controles posteriores, en función del tipo de tumor y del tipo de cirugía que se haya llevado a cabo. Para los casos en los que las imágenes de la resonancia no son decisivas, se puede recurrir al PET cerebral.